La proliferación y consolidación de cursos de formación específica están profesionalizando la gerencia no lucrativa
Las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD) están
creciendo tanto en cantidad como en calidad. En España ya existen más de 500
entidades de este tipo, que cuentan con unos 10.000 asalariados. La proliferación
y consolidación de cursos de formación específica, como el que oferta la Obra
Social de La Caixa y Esade, están profesionalizando un sector que cada vez
cuenta con más recursos procedentes de las arcas públicas: el 17% de los 3.235
millones de euros destinados por el Gobierno a la cooperación internacional ya
se canaliza a través de estas ONGD.
Las grandes ONG manejan un presupuesto que oscila
entre los 50 y los 65 millones de euros y cuentan con unos 300 asalariados
Intentar mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en
los países en vías de desarrollo, incorporar la ética social y medioambiental
entre las prioridades de las grandes multinacionales o sensibilizar a la
población de las naciones más desarrolladas son ambiciones que van mucho más
allá de cualquier finalidad empresarial. Sin embargo, para poder llevar a buen
puerto estos objetivos humanitarios, los expertos señalan que las ONGD deben
gestionarse de forma "todavía más eficiente que las empresas".
Y no es para menos. Desde que en 1985 comenzaran a tener cierta
relevancia entre la opinión pública española, su evolución ha sido imparable.
Ahora mismo, algunas de las grandes entidades de cooperación internacional como
Intermón Oxfam, Médicos sin Fronteras, Ayuda en Acción y Manos Unidas manejan
un presupuesto que oscila entre los 50 los 65 millones de euros,
aproximadamente. Su masa social, por otra parte, ronda entre los 200 y los 450
asalariados y entre los 3.000 y los 5.000 voluntarios. En total, se estima que
el número de socios de las ONGD españolas supera los dos millones.
Frente a este auge cuantitativo, la necesidad de profesionalización de
un sector sobrado de voluntad, pero en algunos casos algo falto de capacidad
gestora, se ha convertido en un objetivo de primer orden. Eso sí,
"manteniendo siempre los valores y los objetivos sociales iniciales",
afirma el ex director de Intermón Oxfam, Ignasi Carreras, ahora profesor de la
escuela de negocios Esade. Para ello "es imprescindible introducir nuevos
mecanismos que perfeccionen la eficiencia", apunta, pero sin caer en el
"mayor peligro" que conlleva convertirse en una estructura más
grande: "La burocracia", mediante la que se consumen muchos recursos
innecesariamente.
El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de
Barcelona y presidente de la ONG Justicia y Paz, Arcadi Oliveres, advierte de
que en este proceso de cambio "es importante no perder nunca la
coherencia". A su juicio, "quienes trabajan en estas organizaciones
han de tener muy claro cuál es su misión y cuáles son los medios personales y
profesionales para conseguirla". Así, el "compromiso social", la
"autoexigencia", la "conciencia crítica" y la
"austeridad" deben guiar la gestión de los líderes de estas
organizaciones, las cuales "no deben caer nunca en los modales propios de
las empresas".
Estrategias
Uno de los cursos más reconocidos por el sector, al que han acudido gran
parte de los líderes de diferentes entidades no gubernamentales de desarrollo,
es el que organiza la Obra Social de La Caixa y Esade. El programa, que consta
de 200 horas lectivas, aborda temas puramente empresariales, como la gestión
financiera, el marketing, los recursos humanos, así como
diversas estrategias de management.
Su director, Alfred Vernis, también profesor del departamento de
Políticas de Empresa de Esade, insiste en que para dedicarse a la cooperación
internacional, además de "una formación específica previa", se
necesita una "vocación humanitaria destacada". Y es que lo primero
que se ha de tener en cuenta es que los salarios son, de media, "bastante
más bajos" que los de la empresa privada.
Para trabajar en una ONGD se requiere un carácter extrovertido, una
visión de largo plazo, así como varias habilidades personales. De éstas, Vernis
destaca la capacidad de hablar en público, imprescindible para trasladar la
misión y los valores a la sociedad en la que se está presente. Otra de las
virtudes más apreciadas es poseer una "empatía sin límites", que
permita a los líderes resolver todo tipo de dificultades, ya sea la
intermitencia laboral de los voluntarios o el ritmo lento y sosegado de la
contraparte local, con la que se colabora en los países en vías de desarrollo,
explica Vernis.
Uno de los alumnos más destacados de este curso, que ya lleva ocho
ediciones, es José María Medina, presidente de la Coordinadora de ONG para el
Desarrollo, que agrupa a un gran número de estas entidades. Después de siete
años trabajando "sobre el terreno", al asumir la dirección de la ONG
Prosalus, dedicada a la promoción de la salud en varios países de África y
América Latina, Medina sintió que necesitaba incorporar "herramientas
técnicas de gestión" para afrontar retos "tan complejos" como el
conseguir subvenciones públicas, de donde proceden el 50% de los recursos de
estas organizaciones.
Para hacerse con este tipo de financiación, "la Administración
exige una gestión minuciosa, pulcra y transparente", señala Medina. Los
proyectos presentados, por su parte, son casi iguales que los planes de
empresa. Pero debido a esta dependencia económica, primero tienen que ser
aprobados por la Administración, que, en última instancia, puede obligar a
estas entidades a devolver los fondos concedidos. Esta exigencia pública, que
dificulta y ralentiza todos los procesos, ha contribuido, por otro lado, a
"acelerar el proceso de profesionalización", subraya Medina.
Otro de los cursos de formación más reconocidos en España es el posgrado
y su posterior máster en Desarrollo Internacional, organizado por la ONG Setem
Cataluña, en colaboración con la Universidad Politécnica de Cataluña, por el
que han pasado más de 1.100 alumnos.
El mundo de la empresa cada vez valora más la "formación
social" derivada de la colaboración con alguna de las 120.000 ONG,
asociaciones, instituciones o fundaciones, que ya mueven el 3% del producto
interior bruto (PIB).
En opinión de Alfred Vernis, profesor del departamento de Políticas de
Empresa de Esade, "colaborar o haber colaborado con alguna entidad del
llamado Tercer Sector [dedicado, sobre todo, a desarrollar proyectos de
cooperación internacional, inclusión social de colectivos marginados, mejora
medioambiental y promoción de derechos humanos] demuestra iniciativa y
compromiso", dos virtudes "muy reconocidas" entre las empresas.
El catedrático Arcadi Oliveres, por su parte, considera que se trata de
una "experiencia muy enriquecedora para el posterior desarrollo en el
ámbito empresarial", que necesita más líderes "con conciencia crítica
y social".
Lo mismo opina Toni Codina, director de Setem Cataluña, una ONG que cada
año forma y envía a más de 300 voluntarios a países en vías de desarrollo.
"Esta formación alternativa", afirma Codina, "proporciona una
sensibilidad muy beneficiosa para cualquier trabajador", que también verá
"reforzada" su capacidad de implicarse en proyectos más
participativos. "Los voluntarios", concluye, "suelen ser
personas con mucha iniciativa".
Y es que montar de la nada una asociación con finalidad social requiere
una "motivación" y una "voluntad" no al alcance de muchas
personas, subraya el ex director de Intermón Oxfam, Ignasi Carreras. En
Barcelona, por ejemplo, un grupo de jóvenes amigos encabezado por el abogado
Juan Busquets crearon hace cuatro años Veïns del Món, una asociación cuya
finalidad es apoyar realidades sociales complicadas, como la que se vive en el
barrio de La Mina.
Para ello, poco a poco, y a través de reuniones mensuales y del correo
electrónico, fueron montando una estructura que ahora mismo cuenta con 40
voluntarios activos y una red de 300 colaboradores ocasionales, que contribuyen
semanalmente a mejorar las condiciones de vida de más de 75 personas, en su
mayoría de etnia gitana. Entre otros servicios asistenciales, los beneficiarios
de esta asociación, que apenas cuenta con un presupuesto de 10.500 euros,
reciben atención médica gratuita, así como asesoramiento legal y económico.
Para mantener esta
organización, que se sostiene durante el tiempo libre de todos sus miembros, se
necesita una mayor profesionalización de la estructura. Para ello, Busquets
reconoce que es imprescindible "incrementar los recursos económicos",
de manera que se pueda tener, "al menos", a un asalariado.